Lourdes Aguilar

EL PRIMER BESO

Hoy intercambiamos ciertos anhelos

llevaba en mi bolso un libro y un pañuelo

me despedí contenta después de la tertulia

Pero por primera vez me regalaste un beso



No era el reflejo de costumbres cotidianas

Tampoco la marca posesiva de los hombres

palpitaba vigoroso sobre mis labios

y lo desprendí con cuidado para admirarlo

era cálido y suave como un polluelo

Trastabillaba inestable sobre mi palma



Un beso tuyo, tan ansiado, el primero recibido

lauro resultado a nuestra constante develación

cuando las almas cruzan poco a poco sus fronteras

entonces abrí mi libro y lo deposité en la página diez

de regreso lo veía brincando entre las letras

Deslizándose travieso entre las frases



Se movía con el temblor de mis labios al recordarte

reía con las cosquillas que sentía en mi corazón

cuando prometiste muy pronto otra velada

desapareció después de voltear la hoja

Sin queja, sin pena, como deben ser los besos.

dejando un ligero aroma a ambrosía

                               II

Añorando una lectura del estante

entre otros arrumbado cogí un libro

y al abrirlo de repente saltó un beso

un beso pulcro, cálido y mullido

que tomé delicadamente entre mis dedos



¿Cómo olvidar el primer beso recibido?

¿cómo olvidar esa tertulia por la tarde?

cuando entre charlas y lectura se gestaba?

el génesis que desencadenó

la más pletórica y prolongada de mis quimeras

¿cómo olvidar tu mirada al despedirnos

toda cuajada de luceros

y en tus labios aflorando ya ese beso?



¿Cómo olvidar su cosquilleo al recibirlo

y el cuidado al desprenderlo recién percibido?

con cuánta ternura le miré desperezarse

tibio aún sobre mi palma



Fue entonces cuando lo deposité, sutil

en la página diez de aquél libro

qué placer tan grande me causó verlo

dejando estelas entre renglones

reverberando las palabras a su paso

le vi desaparecer al voltear la hoja



nunca pensé que un beso pudiera vivir tanto

nunca pensé que con un beso

el alma desbordara risa, pasión y canto