Hoy intercambiamos ciertos anhelos
llevaba en mi bolso un libro y un pañuelo
me despedí contenta después de la tertulia
Pero por primera vez me regalaste un beso
No era el reflejo de costumbres cotidianas
Tampoco la marca posesiva de los hombres
palpitaba vigoroso sobre mis labios
y lo desprendí con cuidado para admirarlo
era cálido y suave como un polluelo
Trastabillaba inestable sobre mi palma
Un beso tuyo, tan ansiado, el primero recibido
lauro resultado a nuestra constante develación
cuando las almas cruzan poco a poco sus fronteras
entonces abrí mi libro y lo deposité en la página diez
de regreso lo veía brincando entre las letras
Deslizándose travieso entre las frases
Se movía con el temblor de mis labios al recordarte
reía con las cosquillas que sentía en mi corazón
cuando prometiste muy pronto otra velada
desapareció después de voltear la hoja
Sin queja, sin pena, como deben ser los besos.
dejando un ligero aroma a ambrosía
II
Añorando una lectura del estante
entre otros arrumbado cogí un libro
y al abrirlo de repente saltó un beso
un beso pulcro, cálido y mullido
que tomé delicadamente entre mis dedos
¿Cómo olvidar el primer beso recibido?
¿cómo olvidar esa tertulia por la tarde?
cuando entre charlas y lectura se gestaba?
el génesis que desencadenó
la más pletórica y prolongada de mis quimeras
¿cómo olvidar tu mirada al despedirnos
toda cuajada de luceros
y en tus labios aflorando ya ese beso?
¿Cómo olvidar su cosquilleo al recibirlo
y el cuidado al desprenderlo recién percibido?
con cuánta ternura le miré desperezarse
tibio aún sobre mi palma
Fue entonces cuando lo deposité, sutil
en la página diez de aquél libro
qué placer tan grande me causó verlo
dejando estelas entre renglones
reverberando las palabras a su paso
le vi desaparecer al voltear la hoja
nunca pensé que un beso pudiera vivir tanto
nunca pensé que con un beso
el alma desbordara risa, pasión y canto