En mi país dicen que la tortilla tiene tres vueltas, y es exactamente lo que hoy vemos a través de las ventanas, la lucha entre el hombre y los animales. Los pájaros vuelan libres y los hombres están en las jaulas gritando por libertad. ¡Cuán preciada es la libertad!
Pero cuando la tenemos no la apreciamos porque nos empeñamos en vivir el libertinaje. Olvidamos a las demás criaturas. Somos egoístas cuando las llevamos cautivas pero somos felices a costa de ellas. Ahora el cautiverio es para los hombres, ¡Qué ironía! Es amarga la vida en el encierro a causa de esta pestilencia que se está robando la sonrisa de miles y miles a lo largo y ancho del planeta que de verde pasó a gris por los incendios forestales y ahora se viste de negro por las vidas que a diario se perecen luchando por su libertad.
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