DEJÉ RODAR UNA LÁGRIMA
Negros nubarrones empañaron mi vida
cuando mi fe se dio por vencida,
quedando mi alma triste y descreída.
Ni un sólo indicio de pasión quedó en mi pecho
y el corazón que lo habitaba quedó deshecho.
Y dejé rodar una lágrima oscurecida...
con sabor amargo, con sabor a herida.
Felina