Es la tarde fría; el viento sibilante arrastra
el rumor del llanto que flota entre la niebla
densa, y levanta, en torbellinos, las hojas secas
de los mustios árboles del campo yerto.
Es la tarde silenciosa; flota el aliento de las flores
marchitas y las aves vuelan y cantan tristes:
aquí un graznar melancólico, allá un cantar de alegrías;
y el viento susurra callado mi ardiente melancolía.
Es la tarde solitaria; los caminantes suspiran nerviosos:
\"tétricas calles viejas que han visto los días,
viejas paredes grises, acaso ustedes sentir pudieran
la soledad de las tardes de terciopelo gris...\"
Es la tarde vacía; vibran las sombras de los recuerdos
de una tarde pasada prendida de ilusión,
y hay en sus danzas vacía armonía
y un eco olvidado de un eterno amor.
Es la tarde borrascosa; hay una angustia naciendo otra vez,
y será como llama que enciende callada,
en la piel delicada, profano placer,
anunciando el pecado, ¡delicioso pecado!, en la flor del ayer.
Es la tarde voltaria; la imagen grotesca
de la lucha entre el dolor y el placer florece
en la tarde de marzo vestida con el hálito de abril...
oscura tarde de marzo, ¿Por qué no puedo sonreír?