Quién diría que el tedio de aquellos días
Logró imperarme nuevamente a tomar la pluma
Extrañaba el inefable desasosiego, la incertidumbre
Que me entusiasma a liberar aquella insignificante prosa
Si esa que no se plasmará ni con la imprenta de Gutenberg
Ni se recitará como un poema de Mario Vargas Llosa
Tampoco se adaptará al cine como una novela de Marie Shelley
Solo serán simples palabras que ni el viento querrá llevar
A los oídos de los muertos
Ni a los ojos de un gato
Mucho menos al lugar más recóndito de la biosfera.