Ha muerto mi paciencia;
límpiame el cuerpo de sal.
Aún recuerdo la vergüenza
se ha clavado cómo espinas
en la cólera del rosal.
En mis actos no hay nobleza,
las acciones son lejanas.
Pido de rodillas, por favor
protección contra el mal.
Hazme sentir hoy a salvo
y olvidar por fin el rencor,
gritaré hasta el colapso
yo ya nunca seré esclavo
pero puedo ser peor.
Sé que merezco el paraíso
pero no tendré tu amor.