Izandro

Mirarte

 

Observo la sencillez de tu mirada,

Y me doy cuenta de lo insignificante de las riquezas,

Pienso que tu cabello es como hilo de oro negro,

Y tus ojos las turquesas más perfectas;

Reparo  en lo poco que te merezco,

Y me sigo preguntando,

Si acaso yo podría ser,

Un pobre anillo de bronce y plata;

Tus labios, son como gema de rubí recién tallada,

Y tus cejas son como el jazmín,

De un jardín no descubierto;

Recorro con el aliento de mi mirada,

Tu piel dorada, y me confundo si es oro o escarlata,

Y es que la piel que te abriga,

Me anuncia que Jamás hubiera sido…

Alguna vez ya tocada;

Te describo y no comprendo,

Como se puede ser tan bella y a la vez tan alejada,

Te describo y no entiendo la razón,

Del por qué estas tan separada;

Siento de cerca cuando te miro,

Que el roce de tu piel en mis palabras,

Eriza mi cuerpo y hasta el fondo de mi Alma,

Y me ahogo de pronto si tú me miras,

Porque bebo cada instante de tu mirada;

Observo la candidez de tu mirada,

Y no comprendo la razón de no ser amada,

Observo, tu delgada figura como dulce hechizo,

Y sueño con ser la víctima,

Del embrujo de esa mirada;

Me pregunto, como se puede ser tan bella,

Y también tan solitaria,

Y creo que a veces te comprendo,

Porque eres de oro y escarlata,

Me pregunto otra vez,

Si podría llamar a la puerta de tu morada,

Y me dejaras dormir en tu regazo,

Para soñar que te Amo profundamente,

Bajo la luz de una luna, enamorada;

Me pregunto siempre y cada vez,

Si al ver a tus ojos, dejaré de embriagarme,

Y me asusta la idea de poder perderte,

A pesar de que jamás,

Por mí, has sido tocada,

A pesar de todo aún no entiendo,

Como puedes ser tan bella y tan preciada,

Mientras yo un anillo de cobre…

Pero también… un poco de plata.