Se me ocurrió dedicar este poema,
a una bella de corazón,
aquella por la cual espero,
que espero me robe mi corazón.
Sonríeme por la mañana,
llenando mi día de amor,
regálame un sincero beso,
y que tus labios me susurren,
que tengas un bello día, mi amor.
Y yo me lleno de fuerzas,
de ilusiones…
sabiendo que al regresar de mi jornada,
me esperas tú,
mi valioso diamante,
mi mujer amada.
Seremos dos…
Para enfrentar la batalla.
Solo esperemos con fe,
que El Señor nos ponga frente a frente,
que me mires y me sonrías,
así sabremos,
que es lo que hemos esperado por siempre.
Mientras tanto preciosa,
Recibe en este día… esta rosa.
© Saulo Garcia Cabrera
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