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¡SEGURA LA HUIDA, EL ÉXODO FUE REAL!...

¡SEGURA LA HUIDA, EL ÉXODO FUE REAL!...

 Cuarenta versos Hexadecasílabos, Plenos. 

 

Transmitan toda mi esencia, las letras mismas, anhelo,

en este acopio de huesos, la carne llevo adherida,

al mundo apenas llegaba, también traía la herida:

¡A mí la parca me sigue, la deja atrás mi gran vuelo!

 

En versos simples, sencillos, hablarles he del modelo,

cuarenta fueron los años, la grey anduvo perdida,

dejaron todos Egipto, la tierra fue prometida:

¡El mar se abrió milagroso, surgió su fondo hecho suelo!

 

Y dando cientos de vueltas, tuvieron triste desvelo,

vagando inmenso desierto, perdieron muchos la vida,

cruzando el río Jordán, quedó segura la huida:

¡Su débil fe fue probada, dolor sufrieron y duelo!

 

Rugió con furia el gran trueno, potente voz rompió el hielo,

llamado arriba Moisés, montaña vio estremecida,

abajo en plena locura, la gente muy complacida:

¡Rendía honores al ídolo, mordiendo al diablo el anzuelo!

 

Bajó el Patriarca portando, aquellas tablas, abuelo,

que allí selló en Sinaí, en piedra bien esculpida

los diez mandatos supremos, dejando el Padre cumplida:

¡Cuarenta días después, la obra magna del cielo! 

 

La furia Dios desató, retó a los hombres a duelo,

cobrar la ofensa debía, y sin dudar la partida

aquel becerro de oro, tener les hizo perdida:

¡De nuevo el líder actuó, poniendo fin al flagelo!

 

Sitiada fue Jericó, por siete días con celo,

después del grito previsto, muralla visteis caída,

la historia fiel lo ha narrado, palabra, fuiste cumplida:

¡¿A quien creó cuanto existe: podrá tomárselo el pelo?!

 

Josué llegó a Canaán, obtuvo el pueblo consuelo,

les fue cambiado el maná, variada y rica comida

por donde quiera miraban, hallaban siempre servida:

¡Así pudieron correr, a tantas dudas el velo!

 

Aún exigen prodigios, In situ, fatuos los seres,

por qué sus propios sentidos, viajar por fuera no suelen,

¿acaso nunca elucubran, verdades grandes que duelen?

¿Sería fácil por otro, la misma vida perdieres?

 

¡incluso puedo afirmar, valientes sois las mujeres!

así con saña y perfidia, dolores almas les hielen,

he visto cuán desprendidas, los odios, fuertes repelen:

¡Estuvo junto a la cruz, seguir, aquella quisieres!

 

JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES

Condorandino.