Y con dolor en su mirada
tomó sus pertenencias y dio media vuelta
ella sabia que no había marcha atrás,
él solo tomó su copa de bourbon,
le dió un largo trago y agachó su mirada.
En ese momento los dos sabían que todo había terminado,
sabían que sus miradas no volverían a encontrarse,
que sus cuerpos no volverían a amarse,
que sus risas y miradas no volverían a resonar en aquella enorme
y vacía habitación.
Su historia en ese momento tenia un fin,
un insípido y palido fin.