Y sigo navegando solitario bajo la lúgubre soledad de mis días inciertos
Que triste retomar la desidia en los pasajes vacios del flaco libro de mi penosa vida
Aquí me encuentro, serenando el tedio desde el púlpito de la siempre frágil y humilde poesía
Aclamando una paz que sea verdadera desde todos sus costados
Inventando mil maneras de salir del paso
Pero sólo dolor viene a mi desde las más altas esferas
Tan larga y amarga se hace la espera
Que me presto a llorarle a una imagen icónica
A ver si el consuelo me aporta otro viento
Son más de mil ya mis lamentos