Desperté sin pesares, sin angustias ni temores,
Sin felicidad efímera, ni alegrías sin rumores,
Sin mirar atrás, sin detenerme en el camino,
Listo para la aventura, con un propósito divino.
Un día escuché una voz, que detuvo mi camino
Una melodía celestial, que aceleraba mis latidos
Busqué su origen y encontré un ángel especial,
Su luz iluminaba, su gracia deslumbraba,
Dulzura e inteligencia, su esencia resaltaba.
Me atrapó con su canto, su sonrisa encantadora,
Sin saberlo, mi corazón quedó en su aurora,
Caminé hacia ella, sin pensarlo, sin temor,
Su \"hola\" resonó en mí, en su presencia, mi ardor.
Y entonces desperté, sin dolor ni temores,
Con felicidad sincera, alegría en cada encanto,
Su sonrisa, mi faro, mientras en sueños descansaba,
Mi aventura se entrelazaba, mi alma se elevaba.
Con un propósito claro, en mi mente y en mi ser,
Nuestra historia se escribía con un lazo de poder,
Siempre cuidarla y apreciarla, mi nueva convicción,
En su abrazo, en su pasión, encontré mi amor.