Volvió la poesía
con las manos blancas agrietàdas
en ésta primavera sin abrazos
queriéndose enroscar en las flores azules
soleándose en los balcones.
Aislados en casa los encontró
deshojándo la flor del tiempo
sin alas, sin brillo en los ojos
buscando la palabra exacta
que sostuviera sus miedos y dolores.
En el silencio de las calles
Ludovico se escuchaba
y mil gritos de dolor se apaciguaban.
Soltando las ataduras
dejando el alma abierta
un lloro a lo lejos rodaba.
Volvío la poesía
a acurrucarse en una ráfaga de viento,
a dejarse acariciar por el eco en el silencio
dando giros de amor
ante tanto desasosiego.
27-3-2020