Aturdido
Transito la desierta ciudad,
de pronto un alma solitaria me frena.
Me dispongo a decirle, ante su mirada plena:
Que tal oficial, trabajo en el Hospital, para decirle verdad.
Un certificado me permite continuar mi ruta.
Sigo, derecho, algunos perros olfatean la basura.
Los negocios cerrados, sin fecha de reapertura.
Que tan bella debe ser la vida,
para valorarla con alevosía en éstos días.
Es que cuando lo esencial no puede ser satisfecho,
comienza a latir el alma, y te hace picar el pecho.
De qué me valen mis ingresos!
Si los gustos se tornaron tan estrechos.
En fin, todo debe continuar.
El secreto quizás sea saber escapar,
si estando aturdido, siempre es difícil pensar.
Solo ruego, sano y salvo poder regresar,
y abrazar a los míos, no dejarlos de amar.