Ya en mis brazos mujer, todo será inevitable.
Haremos luz, frutas, ríos que asciendan,
enero apagará sus hélices,
el mármol cantará su himno.
¿Horas? ¿Cuáles?
Demostrarán nunca quisieron serlo,
como luciérnagas excarceladas
combatirán ferozmente los barrotes nocturnos.
Ya en tus brazos mujer, todo será inevitable.
El silencio exhibirá su orquesta,
cada raíz aportará su canto,
mis palabras a lo lejos se despedirán,
dirán lo que quieran,
serán nuevamente salvajes.
Así… rodeado de nosotros,
los cerrojos de la tierra y el viento
serán definitivos.
LRL
28-3-2020