María Teresa Fandiño Pérez

TERNURA Y PICARDÍA

 

Tras la fuente del jardín,

me encontré con Manolita,

¡aleteo de ojos verdes!

Brotan de penas sonrisas.

Reinante en flores, la rosa,

y de colores vestida,

en vaivenes de su atuendo,

la acompaña divertida.

A raudales la ternura

de sus manos blanquecinas

de sus miradas, pasión

de su labios, melodías.

 

Subiendo la escalinata

me encontré con Rosalía,

¡indecentes sus propuestas!

salvaje su lozanía.

Esa mujer arrogante

esa mujer aguerrida,

presumiendo de su cuerpo

hasta el alma vendería.

Me muestra su canesú

en el campo verde oliva,

ronroneo su querer

me alagan sus osadías.

Sobre el puente, aquella noche,

las nubes oscurecían,

nuestros cuerpos, embrujados,

en el agua refulgían.

 

Con el trino del jilguero

¡nubes desaparecidas!

ya no hay perlas de rocío

la alborada es fantasía.

 

Suspiros en la mañana

 anocheceres en liras.

Manolita es mi princesa,

mi guardiana Rosalía.

 

 

 

©María Teresa Fandiño.

La Coruña.

Poema registrado