Retomé el raído vicio
de pasar mis noches de insomnio pensándote,
trazando tu silueta en la penumbra
susurrando tu nombre,
aborreciendo las sábanas
que arropan tu piel,
sintiendo celos de la estancia
que conoce toda tu desnudez,
volví a caer
en el embrujo de tu ser…
Y aunque nunca lo he admitido
tampoco lo he negado,
fuiste fruto para mí prohibido,
y eres, lo que más he amado…©