Déjame decirte que sos como la oscura noche,
como la mañana a la que el sol se asoma desde tu ventana.
Déjame cantarte con el ruido del viento,
y recitarte con esta voz ufana.
Déjame acariciarte con la cálida brisa
y mirar a través de tus ojos aquella bella sonrisa.
Déjame decirte...
déjame, tan sólo déjame.