Cuando el acelerado afán de poder en mis congéneres
pisotea ideales que creí exclusivos de mi especie
y en su insaciable avaricia acaba con el edén
que por designio divino se le encomendó enseñorear
busco algún vestigio de mi auténtica humanidad
Contemplo apesadumbrada las ciudades agobiadas
sus fríos edificios replicados por doquier
los bosques arrasados, el mar contaminado
el cielo fumigado, hombres y mujeres corrompidos
como si el magnánimo rey de la creación
retozara indiferente entre sus propias heces
¿Habrá todavía un árbol milenario
en una cumbre a salvo de las hachas
bajo cuya fronda admirar el ocaso
escuchando los conciertos de los pájaros
abrazando al ser amado
bebiendo de sus labios
descifrando sus latidos?
¿Dónde, dónde hallar esos balcones
que las madreselvas perfumaron
los jardines incendiados de colores
invadidos por mariposas y colibries
a cuya contemplación escribieron
febrilmente los poetas
poseídos por las musas?
¿Hay todavía un músico capaz de imantar
con su instrumento y traer a los mortales
las sublimes melodías del cosmos infinito?
¿existe aún el bohemio, el narrador
ensalzando la victoria, plañiendo la derrota
incansable intérprete del gozo y del penar?
¿Dónde, dónde hallar todavía manos impacientes
por arrancar al mármol, la madera, los pinceles
belleza, proporción y armonía perdurables?
¿qué pasó con las mentes prodigiosas
esas cuyo conocimiento invadía el corazón
explotando en trascendentales invenciones?
Legados que conforman la genuina civilización
aportes invaluables para el bien común
hoy perversamente ocultos, censurados, deformados
¿en qué momento la razón se desprendió del corazón
y el humano se hizo bestia
ofreciendo su saber al mejor postor?
¿Desde cuándo el corazón perdió su dignidad
sin un vector que rija su emoción?
cuánta, cuánta inteligencia cancerígena sobre la faz
cuánta, cuánta pasión de alcantarilla desbordándose
desplazando la sensatez y la razón
Cuánto miedo, cuánta odio, cuánta prisa
desbocándose fratricida, acelerando su extinción
¿Quedan todavía almas puras esparciendo santa paz
almas emanando en éste mundo amor incondicional
sordo, manco, que a toda costa busca comodidad?
¿y si a pesar de ello la esperanza acorralada
pretende iluminarnos como cada día hace el sol?
¿y si la luna misteriosa cada noche nos ofrece
sueños reprimidos para a nuestro albeldrío liberar?
¿y si algún día, aunque no por lejano inasequible
la gente aprenda a mirarse de igual a igual
y regrese entonces la tierra a su estado original?