En lo blanco, un reclamo,
que me ha interrumpido el camino,
y en su sagrado suelo,
me santificó el espacio, en el corto tiempo...
Con oído atento,
donde al pasar, ya no silba el viento,
en supremo reposo,
a ella me ofrezco, con el espíritu elevado...
Y tanto fue, lo acaecido,
que en lo postrero, se acordó un consenso,
motivo de un ruego,
al candor, de su virginal destello...
Y lo bendito,
terminó siendo, un \"te necesito\",
tan perfecto,
que hicimos en el cielo, un palacio.