jorge enrique mantilla

Cuanto tiempo hacía, pandemia ida

Cuanto tiempo hacía, pandemia ida

 

Cuanto hacía, que el tiempo no se detenía

Se vuelve una eternidad, llena de melancolía

De movimientos lentos, cargados de monotonía

En las madrugadas el canto del gallo, la desazón me recordaría

 

Cuanto hacía, que no escuchaba a solas, una melodiosa melodía

El silencio de las noches, carcome la palidez de mis heridas

El eco de mis gritos, retumba en el horizonte, perdidas

Mis lágrimas resbalan secas, por el suelo, desaparecidas

 

Cuanto tiempo hacía, que no veía un atardecer cargado de diferentes colores

Ver caer la lluvia y presenciar el arco iris en lo alto de sus resplandores

Recrear la vista, con los bellos jardines florecidos, que plasman los pintores

Ver volar las mariposas, revoleteando sus alas de sueños encantadores

 

Cuanto hacía, que no contemplaba de cerca a mi mujer querida

Verla desfilar orgullosa en la casa aplaudida y comprendida

Subir y escalar sus enormes volcanes de lava hirviente, permanecida

Penetrar en tu selva, del jardín del edén del éxtasis, mi preferida

 

Cuanto tiempo hacía, que el reloj de la pared, en el comedor se detendría

Toda la cena, el almuerzo y el desayuno al fin, me comería

Los días pasan raudos o lentos, no sé, si se volvieron una monotonía

Muchas preguntas, pocas respuestas, el silencio al fin encontraría

 

Cuanto hacía, que las pandemias, destruirían y acabarían las risas y felicidades

La comida y la salud, se tornarían en prioridades por las gentes y las autoridades

Cuanto tiempo pasaría, para saber que la riqueza, es la causa de las debilidades

Cuanto hacía, que no demostrábamos miedo y terror en nuestras intimidades

 

Cuanto tiempo hacía, que no estábamos a la deriva de la soledad y el aburrimiento

La prisa y el afán se detuvieron, para dar paso a la nostalgia y al sentimiento

Cuanto hacía, que no veíamos tan cerca a la muerte y el sufrimiento

El tiempo se detuvo y lloramos de angustia, de terror y remordimiento

Cuanto tiempo hacía, que no nos acordábamos de Dios, de sus bendiciones y de su agradecimiento.

 

“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga marzo 28-2020