Este es mi altar y mi ara
donde sacrifico animales vengativos
donde la propia pureza queda sustituida
y el fiero crepúsculo dormido despide
sus destellos cobrizos.
En esta tierra todavía crecen
palpables muestras de un aturdido vergel
rosas imantadas por la niebla de los pinos
y cuerpos inundados por la cadencia de la música.
Este es mi altar y mi pira, donde arden
esqueletos y signos-.
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