La fría noche en cuclillas soñó nuestro amor
que se asomaba a la verde ventana del aire,
las estrellas reverberaban agua de luz
y el silencio hablaba entre las ramas de los árboles.
La noche estrellada se estremecía en sus miedos
como el gato negro cuando huella los hontanares
y voces azules bramaban en el océano
al enfurecido Neptuno, dios de los mares.
Blancos sonidos de pájaros con alas de agua
aleteaban en los gemidos de los cristales,
con sus verdes plumas recamadas de azul viento
traspasaban indemnes las paredes del aire
y sus coloradas voces hirieron mis oídos
cuando entraba en el tétrico reino de la vorágine.
En las alas del viento