Silencios que se envuelven en sábanas de llanto,
cuajados de nostalgias, por tiempos ya pasados;
que tienen las heridas de sueños traicionados;
que hicieron del ensueño, terrible desencanto.
Guardados en memoria, parecen mustio canto,
que lleva sus acordes, de lágrimas preñados,
por esos dardos fieros, que ingratos y afilados,
volvieron esperanzas, infiernos de quebrantos.
Y... pálidos, brumosos, emergen esos días,
igual que miserere de triste funeral,
y traen los inciensos de amargas agonías
que portan podredumbres de oscuro pantanal;
haciendo del recuerdo dolientes sinfonías
que clavan en el alma su mísero puñal.
Autor: Aníbal Rodríguez.