Duermo a veces hasta tarde en la mañana,
pues de noche cuesta conciliar el sueño,
cuando atacan la nostalgia de un recuerdo
y esta inmensa soledad que me acompaña.
Mi cerebro, en tales casos, se empecina
en buscar con insistencia y parsimonia,
en su archivo, rebosante de memoria,
cuantos hitos le elevaron la autoestima,
esa que hoy se desmorona por efecto
de esta inmensa soledad que me acompaña,
porque al hombre solo pronto se le empaña
la optimista percepción de su universo.
Condenados por decreto al aislamiento,
que de grado acato yo, de todos modos,
solidario como soy, por bien de todos,
por librarnos de este virus insurrecto,
que se expande y amenaza al universo,
sacrificio solidario, vale, es justo,
sin embargo, no es un plato de buen gusto
confinarse en casa solo mucho tiempo.
Solidariamente asumo esta campaña
de aislamiento, con wasap y mis mascotas,
y, presente siempre está, escalando cotas,
la imponente soledad que me acompaña.
© Xabier Abando, 31/03/2020