Hubiera querido hablarte, de viejo
a viejo, en los largos inviernos de nuestra vejez,
pero ya desde hace muchos años
no hay manera de alcanzarte.
Había soñado con envejecer
según los patrones fabulescos
que evidentemente no resisten el contacto
con la dura realidad de hoy.
La figura del viejo sabio
que se queda sabio por generaciones
enseñándoles a los nietos y a los bisnietos,
es el resultado de un error de perspectiva, debido
a la mínima duración de las generaciones humanas
en un pasado no muy lejano.
La barca de los sueños se ha destrozado
contra la brutalidad de la vida,
escribió, más o menos así, un poeta que amo.
Incrustarse una bala en el cráneo
para morirse a los treinta años, esto también
resulta inactual en una época
en que parece que no haya nada que valga el esfuerzo
de vivir o de morir. Las viejas banderas
da lástima verlas en la vitrinas de los museos
para que les saquen fotos los muchachos
de los paseos escolares.
De viejo a viejo, a lo mejor, si aún estuvieras en vida,
podríamos solo evocar los tiempos pasados
ahogando la tristeza en un vaso de vino.