Tú no estás,
pero nunca
dejarás de estar.
En casa instante
el viento
me trae tu voz.
Los árboles
que tú plantaste
lucen enhiestos,
y su aroma fuerte a pino,
suele envolverme.
Por qué,
tú no estás.
Suelo preguntármelo
con cierto desvarío.
Pero compruebo,
que el amor,
es más fuerte
que la muerte.
Tú decías,
que algún día serías polvo,
siguiendo
a Francisco de Quevedo,
pero polvo enamorado.
Ahora sí,
que tú
no estar,
estando
aún llenas
mi vida.
Es cierto
que el amor,
es más fuerte
que la muerte.