Mis formas se confunden con una inesperada balada,
los árboles inquietos se mueven en un espacio durmiente,
donde los sueños caen como frutos,
y nacen las más diversas melodías.
Un lento andar de rubios rayos de sol,
bailan al unísono cantar de unas olas lejanas que vienen del mar,
un loco bailarín con forma de hojas que cae,
gira y gira sonriente con el otoño,
bañado en todos los colores.
Ocre, rojo, oxido, amarillo luz y verdes traslucidos,
una dama con forma de flor nace escondida en la imaginación,
regada por lágrimas de emoción,
pero la flor es bella, no es triste, es una flor imaginada,
tan real, que mis manos desaparecen.
Mientras la inquietud mueve el universo,
puedo escuchar inmerso en el silencio,
cómo se alejan mis ojos,
detrás de una balada para un sueño de otoño.