Cuando no nos hablamos
acabo llorando
lágrimas heladas
que arañan mi rostro
Cuando nos callamos
luzco derrotado
ojos quemados
por lágrimas soberanas.
Cuando me miras y sonríes
tus encantadores ojos
vencen mis sentidos.
Las lágrimas derramadas
huyeron por la ventana.
El mar y el cielo
se vuelven a juntar.
Y desde el fondo de mi cuerpo te vuelvo a mirar
sin los ojos cubiertos de mar
Limpios, descubiertos, un poco inciertos,
sobre tu rostro expuesto
sonrío y rezo.