Nuestras mínimas cosas, esas
que solo tú y yo compartíamos,
las que nos hubiera dado pena
hablar de ellas delante de otros,
solo entre nosotros dos
existía esa intimidad que las volvía particulares
exclusivamente nuestras y solo para nosotros memorables.
La vida está hecha de estas minucias
que recogemos o inventamos día tras día
y sacamos a la luz
como perlas
escondidas en ostras crecidas
en el fondo del mar más profundo.