Cuantía de beldad en bolsa bailando
con el ritmo que se merece toda delicadeza,
tocada por un beso del aire que va ordenando
y ordena que se la vea con ojos de lindeza.
Buena gana verla como un verso primero
y después poesía de una fuerza increíblemente
benévola que me llena este corazón placentero
de regocijo y que me dice que sea valiente.
Soy su conquistador grabándola en mi interior,
y es una imagen de fortuna y ciego de oro,
que sigue viva en mí llena de mucho amor,
pero todo acaba, y es que ahora...lloro.
Murió. Dios se la llevó en su placer sin duelo:
¡valor!. Algún día volverá caída del cielo.
NACHO REY