Julio Noel

Una mañana de abril hallé la fuente clara

Una mañana de abril hallé la fuente clara:

en sus aguas de luz bebía la primavera

una dorada copa de plateado licor

que derramara una noche de luna llena.

Sus transparentes aguas sonrojadas cantaban

una canción de amor de una náyade muerta,

por su azogue discurrían las amargas lágrimas

que la ninfa vertió como primorosas perlas.

Llameantes suspiros encendían el frío aire

en la fresca mañana de la azul primavera,

eran como hielo candente que derretía

el dolor en el que ardía la verde yerba.

En las azules aguas de la límpida fuente

contemplé la blanca cara de la luna llena.

 

En las alas del viento