Luis Burgos de León

A ti, querida tostadora.

Te miro, ahí sentada, silenciosa.

No te mueves. No haces nada, esperas.

Yaces ahí en tu esquina muerta, tostadora.

Calma antes de la tormenta.

Aguardas tu próxima presa.

 

Tu piel plateada, fría muerta.

Tu piel es espejo, reflejo

del alma que se te acerca,

deformando la realidad

para no notar tu falta de personalidad.

 

Triste y vacía tostadora.

Tienes el alma helada

hasta que alguien te enciende en busca de tu calor,

cuando poco a poco, sin que se sienta, cobarde tostadora,

vas quemando al pan lentamente hasta matarlo

y te vuelves a apagar.

Calma después de la tormenta.

A la espera de tu próxima presa.

Cruel y maligna tostadora