Quise marcarme un sueño
pero están vetados para
los mediocres, mi sitio
es la soledad del silencio
y la brusquedad del vicio.
No me queda más que seguir
mi camino, pues ya estaba
macado y es una tontería
querer cambiar lo fijado
y pensar siquiera en quimeras
de palabras llenas ya que
mi mente las convierte
en vacías. No penséis en
mí como un perdedor,
sino como uno más de la
manada, uno más que no
sabe explicar con palabras
lo que siente y que
necesita caldo de cultivo
para apaciguar una pena
que creía perdida.