Envuelta en manto verde de tristeza
llegó este año la primavera
con un suspiro hondo contenido
ante el escandaloso silencio que reinaba
al ver las calles vacías,
los parques sin mayores a la sombra
sin los gritos y risas de los niños.
Con el hilo amoroso de la palabra
y la gran fuerza de un tsunami
comenzó a tejer arboledas en sus corazones,
a oxigenar los ambientes cargados
desde la ventana.
No quería ser indiferente a tanta tristeza
faltaban los besos, los abrazos,
el calor de las despedidas.
Comenzó a cultivar las más bellas flores
de Conciencia
para así verlas florecer de amor
cuando todo esto pasara.
1-4-2020