Aquella briza tenua ya no me completa,
no despierta sentimientos de paz y tranquilidad.
No llego a descubrir el secreto que encierra
la pobre vida que me ofrecieton por la eternidad.
Termina el dia y tras las montañas
el sol impertinente tiñe el cielo ámbar,
La noche acercándose con débiles rastros
de cielo negro y celeste oscureciéndome el alma.
Leve briza helada que congela mis manos,
rostro pálido y palida piel rajada.
Sólo quiero el tuyo, tu abrazo cálido
sofocándome como a la madre mas amada.
Deliro y deliro...
teniendo prohibido mirarte
y mas amarte...
De rodillas ante mi la persona que
mas he amado.
Lo siento, no mas sufrir, no quiero
mas tu veneno vano.
Tengo prohibido mirarte
y mas amarte.
Nada soy y nada seré
por eso te doy
todo lo que soy...
Heme aquí atrapado en el placer mundano,
quiero salir y no puedo, puedo y no quiero.
Sólo otro esclavo de los sentimientos humanos.
Mírame atormentado sin sentido y para siempre ciego.
Pablo Ariel Paez Vega