Te amo cada día
cuando el sol
apenas saca
su brillo.
Te amo más,
te amo como los
días pasados
y como el día presente.
Te anhelo
aunque el cielo del
día se nuble de
tristeza inerte.
Te amo
sin que tú presente estés,
con tu sonrisa.
Te amo
Cada vez que te pienso,
cada vez que suspiro
por ti.
Eres el pensamiento
de todos los días,
Eres lel alma de las
cosas que me hacen
suspirar.
Eres la poesía feliz
de mis días de
quebranto.
Eres el corazón del
jardín de mis hojas
de los poemas que
yo escribo para
ti.
Mi inspiración
tu puerta,
y tú la abres
con flores y con la cascada
de tus ojos felices y
tu boca sedienta
del néctar de mi
corazón.
Eres mi alegría viva.
Eres el señuelo que arrulla
a la hoguera de la
noche con el canto
de los árboles felices.
Para que tú me oigas,
mis palabras se hacen delgadas
al escribirte
con el gran amor
hacia ti, mi vida.
Eres el color de mi vida
cuando estoy pálido,
Eres la fruta la cual no
puedo probar.
Eres pez en el agua
flotando de alegría
intacta y verde.
Eres la flor del campo
lleno de arcoiris de
flores y flores.
El arrebato de
mi calma cuando
estoy dormido y
cuando estoy despierto.
Te amo
cuando el sol oculta
a la tarde su brillo.
Cuando tus piernas
cansadas están de
caminar y de correr.
Cuando tu boca
palpita mi nombre.
Te amo
y las puertas
del tren
de la noche,
ya no son las
mismas.
Te hago un poema
donde mis versos
son el color de mi
corazón.
Escribo música cuando
tú estás sonriendo.
Y yo me pregunto a
la hora de cesar mis
días, ¿acaso yo te
amo?
La respuesta es sencilla,
te amo.
Te amo
en cada letra
mía,
Te amo
en cada poema
mío.
Y cuando te amo,
te sigo amando.