Cabalgo en un arcoíris
grande y de mil colores
para llegar a tu cuna
y mirar entre rayitos
de inocencia y alegría
tu figura pequeñita
que le sonríe a la vida.
Tu piel aterciopelada
ha acariciarte me invita
y con temor y cuidado
me atrevo a besar tus manitas.
La emoción fue tan profunda
y tan grande mi alegría
que de mis ojos brotaron
gotas de miel dulcita.
Como el viaje era muy largo
no pude traer gran peso
así que dejé el tesoro
el cochecito de plata
y el cofrecito de oro
que no puedo regalarte.
Y cargué en mi saco verde
unas piedritas lunares
que tomé cuando pasaba
para que tus noches sean claras.
Le robé un rayito al sol
para calentar tu alma
escarcha de una estrellita
para pintar tu sonrisa
el cantar de un pajarito
que despierte tus mañanas
una oración divina
que siempre tu fe y tu calma.
Te traigo naturaleza
tierra, agua, paz y vida
mis manos, mis sueños y fantasías
y en una bolsita azul
el amor que en mi tu inspiras
desde aquella misma noche
que supe que ya existías.
Susana Esmeralda Torres