jacqueline Sellan

Poema 22, del libro \"Almas de pez\", en venta en amazon.

Me envuelvo

en esta blanca túnica de luz

mientras,

atrás,

en la tremenda lejanía,

desde los más remotos confines

de las voces,

suben lentos dragones sedientos;

sus garras intentan atravesar las tinieblas,

sus fauces vomitan el fuego del horror.

No son humanos,

no pueden serlo,

vuelo agazapado  de bestias

habita el aire,

mientras intento,

sobrecogida,

abrazando la casa de mi infancia,

la que guarda el misterio y la añoranza

entre papeles coloreados

y la madera descompuesta

de un caballito de balancín

abandonado bajo la lluvia,

defender ese único sueño

disfrazado de miles,

ese único sueño de altura

y de nube

y de vuelo

y de cielo siempre claro

donde nunca se ahoga el pensamiento.