Hecha de ínfimos retazos de sueños
mi guirnalda,
no quiero evitar que su aroma sensual
me invada.
Soy la que espera cuando vuelves
a casa,
la mujer que cada noche calienta
tu cama
y dobla, y cimbrea como un junco
la espalda,
que milimétricamente a tu cuerpo
está acoplada.
Recurrente fantasía en que de tu carne
era esclava,
de tus brazos cautiva y en tus piernas
me trenzaba.
-mdac-
Campoamor