Las olas de la marea de abril sueñan
como un canto fúnebre de expiación
para las almas ahogadas, al unísono con
el viento lamentado, empuñando los sables
hacia la costera indiferente
La invasión extiende su cruzada de justicia
a desbancar archivos secretos de indiscreción,
adormecidos bajo sábanas de cobardía,
esperando con paciencia su descubrimiento
Anales de indecoro cubiertos con polvo
no darse cuenta del crujido del derecho
acercando para dispersar sus verdades,
cual una lluvia de confeti que trae
sentido a la luz de la razón
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El cuadro por propio pincel