A veces me despierto como un sol.
Un fuego oscuro se desangra
desde lo más hondo de mis venas,
quemando el mundo todo
en un estallido voraz.
A veces me despierto y soy la lluvia.
Un repiqueteo de cascos
galopa en mi pecho
y el soplo del agua baña las rodillas
del viento fugitivo que me escolta.
A veces no despierto y soy la noche.
Entregada a lóbregas estrellas
planeo la destrucción de todos los demonios
que pueblan el mundo
bajo la piel del hombre.