Para que propagar la infección del amor
si el odio ya rebasó sus linderos
El amor era una semilla aséptica hasta que la serpiente
dismitifica a Dios y todos jugamos hacer él.
En el mismo momento que nos vimos desnudos
quisimos cubrir la piel para no horrorizarnos
empezamos a sentir la pesadez de nuestra impudicia
dejamos de ser dioses para ser simples mortales.
Entonces amor emponzoñó
a Eros y preparó sus flechas
erotizó con pasiones las voluptuosas
palmeras del paradisíaco edén.
Nada sería igual con los querubines
cortando el paso al paraíso.
El largo camino de sombra empezaba
para el pequeño dios caído
que trabajaría el agreste suelo
por el corte de pan de mesa.
Ella conocería la sumisión
y el dolor de parto. Sus primogénitos
heredarían su malicia y pecado.
Nacer del amor ya no sería un privilegio
sino una cuota de pago de sangre
por plantearle cara a Dios.
El amor su esencia derramada.