Te pido perdón, Padre,
por la infancia robada
las lágrimas de la madre,
la soledad de los ancianos y
el ultraje de los cuerpos.
Te pido perdón, Padre,
por la vida arrancada
sin derecho a defenderse,
por las batallas internas
sin campo y sin armas.
Te pido perdón, Padre,
por la sonrisa que engaña,
la elegancia que arrebata
con siniestra mascarada
los sueños y el alma.
Te pido perdón, Padre,
por el puño que golpea
en fingido saludo,
dentro de un mundo
que se muere de hastío.
Te pido perdón, Padre,
por las limitaciones
que ahogan la voz
de quienes hablan,
gritan y reclaman.
Por todo y por nada,
por lo mucho y lo poco,
por lo falso y verdadero,
solo puedo decirte
¡perdóname Padre!
Derechos Reservados
Jaruco Liang
México
02/04/2020