Heme aquí, no sé como explicarlo
todo empezó mirándome al espejo
una iradiesencia reflejaba también
el contorno de tu rostro
afuera
el repentino estrépito de la lluvia me azuzaba
¿Quién más me custodia a la distancia?
-Es preciso aguardar la noche- cavilaba
El preticor se coló por los resquicios
y hendiduras
confabulando
eran el preludio, la ambrosía
el néctar prometido a la silente mariposa
¿Quién más posee entre sus labios
ese efluvio que tanto me deleita?
-Es preciso aguardar la noche- murmuraba
Las cortinas
replegadas al cristal
impúdicas dibujaban la silueta
de tu cuerpo entre las sábanas
mis manos por inercia
palparon ansiosas el engaño
¿Cuáles otras, audaces,se aventuran a la hoguera?
-Es preciso aguardar la noche- repetía
El agua de la calle
formó un arroyo que corría abrupto
tropezando y arrrastrando cuanto hallaba
así avanza el fuego por tus venas
cuando excitado logras apresarme
un hormigueo intenso me recorrió toda
¿Quién si no tú recorre indómito mis entrañas?
-¿Es preciso aguardar la noche?- preguntaba
Cual si reprendiera mi molicie
el oportuno retumbar de un trueno
contestó rugiendo que me apurara