Que vacías están las calles, que silencio atronador; palmas de esperanza.
Dolor de los que marchan al anochecer; dolor que rocía las almas.
Amanecer; confianza de los enfermos y sanación.
Un nudo cierra mi garganta, como una cuerda sin extremo; aprieta y no ahoga.
La vida comienza cada segundo hasta que se para el tic... tac...
Una fuerza poderosa nos pone a prueba, los días no deben alterarnos, si no darnos fortaleza para tener ilusión.
De las cenizas resurgiremos; sin llanto seguiremos el camino irradiando mucho amor.
Esto no es una paradoja, es un reto vital; incluso la noche más oscura logra ver la claridad.
Deja la puerta abierta y entrará la felicidad; mira al sol y verás que se disipan las sombras.
Al terminar esta pesadilla el mundo habrá aprendido la lección.