Mi hijo,el pequeño,siempre
discute conmigo,siempre está
de mal humor,siempre enojado.
No importa lo que le diga,
no importa cuánto lo quiera,
siempre discute por todo.
¡Ah! pero amenaza con irse
de casa para vivir con su padre
lejos de mí.
Un día que no esperaba tan cruel
comportamiento sin más,me dejó.
Una lágrima rodó por mi mejilla
y lo dejé partir abrazando a su hermana.
Siempre me gritó:
- ¡No quiero ser tu hijo!
Días después volvió y, llorando me
abrazó pidiendo perdón. Sin cuestionar
lo abracé sin ninguna explicación.
Al día siguiente me regaló la rosa más fresca
del jardín y emocionado me dijo:
- Madre,gracias por tu amor,nunca más
me avergonzaré de tí. Gracias por ser tan
valiente cuando papá se marchó,gracias
por ser mi madre.
¿El motivo? sólo él lo conoce pero desde
entonces soy muy feliz con ellos.