Estoy sorprendido porque en la palabra alegría, cabe la alegría. Y se desborda y crece… como un racimo de uvas bajo el sol de Enero… y canta en la boca su vocación de vino… estoy sorprendido, y no salgo de mi asombro. A veces, aunque no lo creas, en la palabra amor se dice el amor, y cuando se nombra esperanza, en la pared más dura, se abre una hendija. Por allí se mira, exactamente, la estrella que lleva tu nombre. Estoy sorprendido, y no quiero resignar esto al silencio, porque la lluvia incesante cae y cae… sobre mi recóndito desierto… y crece… ah! si… un jardín infinito en cada letra.-
Yo no soy digno de pronunciar la palabra, y ya lo ven, lo mismo lo hago. Horadando el sentido, que a veces se me escapa, montado en los sonidos, voy diciendo palabras. Y estoy más sorprendido aún, porque aunque parezca mentira, quizás, alguien me escucha.¿Y quién dijo que soy aquél que alguna vez pobló tu oído? Parece mentira, pero es verdad, como que Dios existe, que tú estás ahí y yo aquí, y sin embargo, por el milagro de la palabra… somos uno… tú y yo.