En estos momentos donde el sueño se derrumba
para algunos
por la infame debilidad del cuerpo
se agrieta la esperanza
en las barbacuás que un día se situó la fortaleza
la latitud ha sido envuelta
por un invisible ser que le devora
que se sumerge en lo profundo de sus ventrículos
hurga en los ojos grises el miedo latente que le tienen
y ríe, ríe a carcajadas aprovechando su dominio
y sigue hurgando a todos a aquellos que se van persignando
esperando que el miedo de su fuerza les asesine
muchos han dejado de esconder sus ruegos
entre lágrimas que derraman mil mentiras
del gobierno del mundo
que te arrancan tu memoria
escondiendo la mano de la utópica sonrisa
y avanza, avanza sin tropiezos
la memoria desquicia
hasta el más fuerte, porque se siente vulnerable
yo no sé, si mis tardes apacibles se ven ahora violentas.
No esperaré que el crepúsculo, entone toque de queda
donde las calles, los bulevares, se queden apacibles
yo no quiero que el hombre desaparezca de la faz
que su temores arrasen con el aire y el viento
y su cerebro incauto dice que ha sido víctima.
Como decirle a los hombres que hora tras hora rezo
un plegaria que levanto al cielo
por aquellos que acobardan su esperanza
y la acorralan endebles en cualquier esquina
que venga el mounstro, que me tome de la mano
para enseñarle cual es el camino, que no tarde
para lanzarlo al precipicio de donde nunca
debió haber salido
y lo que puedo decirle… es que la especie humana
será mas fuerte, aunque ella ríe de mi fe y le felicito
porque se que mañana un día más habré florecido
ese engendro no dejara en mí, huella de tortura
la tierra florecerá, habrá pan y vino, para todos aquellos
que estuvieron conmigo y tuvieron fuerza
para vencer al enemigo
sube el calor a mi cuerpo, y digo que es fiebre…
¡pero no!
sube el dolor de garganta y digo que algo pasa…
¡pero no!
siento un esputo en mi pecho y me alarmo…
¡pero no!
siento que el aire se ausenta en mis adentros…
¡pero no!
mis inquietudes se arrugan y las lanzo al aire
veo los pasos sigilosos de la muerte que nos visita
y estallan alaridos presurosos en los cuadras
no teman, he de hablar de la hora precisa
en que habrán de despertar
en una tierra ajena, en tierra de nadie
sin esa voz abrupta, donde se cuela la primavera
donde las flores ya no alegran la esperanza
ni los retoños de las madreselvas se inquietan
porque estarás presa en un amargo sueño
¡pero ahora te digo que no tengas desasosiego!
¡despierta! despierta que no todo está perdido
levanta la mirada, suspira aire
deja que las hojarascas
que aún no han llegado con el otoño
las arrastre como aire quemado por el viento vecino
que se lleve todo, que se lleve mis vienes, mi casa
pero que mi fe no se pierda, que la fe es mía
porque sé que hay un Dios,
que siempre… siempre, siempre estará conmigo.