Muchos fueron los momentos que el pensamiento de manera cariñosa me concedió su presencia,
estrechamos nuestras manos y las estrujamos en nuestros pechos, empeñados en agitarse con palpitaciones de puro sentimiento.
Que privilegio inmenso tengo como enamorado, gozar de su presencia en la distancia, besarnos a nuestro antojo,
abrazarnos y, hasta imaginar momentos sublimes de risas y pasión.
Todavía debemos esperar algunos días para nuestro próximo encuentro, reconozco que la ansiedad por verla me entusiasma,
me impaciénta, le pido entonces a los ángeles del cielo, que el tiempo corra de prisa, cuando finalmente el día llegue,
sellarémos con el beso anhelado la confirmación de nuestro amor.